Soy poeta por práctica.
Soy un poeta del lenguaje.
Orfebre de la palabra.
Soy un artista del trapecio. El individuo que practica un arte no necesita otra cosa que su instrumento, un entrenamiento intransigente y un instinto imperioso.
Me gusta mucho pensar un poema que no tiene por qué ser poema. Sino lo otro. El aire en el que practico. Un acróbata temerario.
El inmenso mar
extiende su dominio denso
Un sector de arenas
es suyo. Suyas,
también, las letanías
de la luna
Nunca el sol
germina en sus espacios
Unos seres despoblados
encuentran en el agua
el silencio
Nuestros rasgos
pronto
perecen en su calidad de dunas
Ninguna idea,
ningún milagro
nos salva
yo espero
mi sector de arenas
El poema obtuvo el primer premio compartido del Taller Literario Juntos.
Proviene de un sueño. En el que mi prima me decía quiero mi sector de arenas.
Poner el púrpura
de solapa
un minuto antes
de que el ojo
desmenuce
los pétalos
y rueden las casas
una a una
en las laderas
infértiles
Perdonarse el color
un minuto
desgajando el cielo
a retazos
cuando nadie nos ve
El poema obtuvo premio en la localidad de San Genaro.
Llueve
Alguien me descubre
Limitando las distancias
Por las ranuras
chorrean semillas
puentes en pérdida
desgarros alaridos
como perdones que armar
Un instante
me acurruco
en las gotas
hasta la medida de la sed
Empuñando el silencio
más filoso
una presencia
desdobla las horas
y saca mis raíces
del ojo del ídolo
(para evitar tatuajes)
El poema obtuvo el primer premio Quijote de Plata en la localidad de San Lorenzo.
